Si el pensamiento puede sobre el sentimiento y la persona se inhibe de hacer lo que siente a causa de lo que piensa, vivirá reprimida y se sentirá culpable de no hacer lo que siente. Si la persona se deja llevar por lo que siente, pero no ha modificado completamente su pensamiento para adaptarlo a su sentimiento, entonces le vendrán momentos de duda en los que los pensamientos volverán a atacarle y le harán sentirse culpable por haber hecho lo que siente y no lo que piensa.
Muchas veces el amor se siente con inusitada fuerza en el corazón, es la fuerza de la vida expresándose, pero se ve eclipsada por el pensar, y cuando esto sucede la persona se ve enfrentada a tomar la decisión más difícil e importante de su vida.
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